martes, 25 de marzo de 2014

PICIO, EL ESTRÉS Y LA CAÍDA DEL CABELLO





¡Picio no era feo! O al menos no lo era tanto como el dicho popular se ha encargado de forma machacona de hacérnoslo creer.

Al parecer, este zapatero del siglo XVIII, del pueblo de Alhedín en Granada, cambió drásticamente su aspecto a raíz de una inusual situación traumática. Cuentan que fue condenado a muerte por un asunto de no demasiada importancia. Aunque la historia acabó felizmente, pues fue indultado poco antes de que se llevase a cabo la injusta ejecución, tal fue el susto que se llevó el pobre Picio, que se le cayó todo el pelo del cuerpo, cabeza y también el de las cejas. Ese fue el aspecto que ya acompañó a Picio el resto de sus días.

También situaciones de estrés extremo pueden desencadenar en respuestas de nuestro organismo un tanto sorprendentes. El estrés no es sino un mecanismo automático de respuesta ante situaciones que nos resultan angustiosas. No hace falta, desde luego, vernos en la misma tesitura que el pobre Picio, para tener una sorpresa de nuestro organismo, que aunque más pausada, puede tener igualmente consecuencias en nuestra apariencia habitual.

Asumimos como normal la caída del cabello en el desempeño de nuestras rutinas diarias, como lo son el peinarse, cepillarse y lavarse. Al parecer entra dentro de lo normal perder hasta 100 cabellos diarios. Cuando la perdida de cabello pasa a ser considerable, especialmente a temprana edad, se debe de ordinario a cuestiones genéticas, a alguna enfermedad, medicamentos…..o al dichoso estrés.

Efectivamente, cada vez es más común que el estrés provoque la caída del cabello. En los últimos 20 años, la temida alopecia en las mujeres a pasado de un 4% a un 8%.

No, claro que no, no todo ese aumento es debido solo al estrés, pero estaréis de acuerdo conmigo en que cada vez cobra mayor protagonismo en nuestra sociedad este elemento con nombre de número.

El primer paso para hacerle frente, es identificar los posibles factores que lo generan, como:

- Cambios drásticos en la vida, como el de domicilio , trabajo u otros
cambios en la situación laboral.

- Angustia por enfermedad o muerte de un ser querido.

- Problemas de pareja, familiares o de relaciones sociales.

- Presión de grupo.

- Toma de decisiones trascendentales.

A continuación alistamos algunas posibles soluciones:

- Relájate, descansa, tomate tiempo para el ocio, deportes, técnicas de
relajación.

- Haz ejercicio. Te ayudará a relajar la mente.

- Come bien. Una alimentación equilibrada te ayudará a evitar ciertas
carencias de vitaminas, que influyen en tu estado de ánimo.

- Aprende a escoger. La vida implica renuncias constantes. No hagas
Cosas que no deseas hacer cuando no sean necesarias. Descubre el mi-
lagroso efecto terapéutico de la palabra NO.

- Organízate, prioriza lo verdaderamente importante.

- Descarga y comparte tus emociones con alguien de tu confianza.

En definitiva… aprende a tomarte las cosas con calma. La vida actual, aprieta, como dice Manu Carrasco, en su preciosa canción. Muchos años antes Gregorio Marañón, acuño la frase: “La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa”. No permitas que las prisas se acaben adueñando de tu vida, aunque a veces apriete.

Mientras trabajas para erradicar el estrés de tu vida, si este está siendo el causante de la caída de tu cabello, cuida de forma especial tu higiene capilar, elige productos de acuerdo a tus necesidades concretas, usa peines y cepillos con cerdas suaves, que no agredan severamente a tu cabello. Los masajes capilares te irán fantásticamente, pues además de contribuir a relajarte, activarán la circulación sanguínea en tu cabeza, alimentando de vida a tu cabello. En www.sumalook.com encontrarás miles de productos que te ayudarán en tu cometido.

Y... ya ves, no hagas caso de todos dichos populares.

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