¡Picio no era feo! O al
menos no lo era tanto como el dicho popular se ha encargado de forma
machacona de hacérnoslo creer.
Al parecer, este zapatero
del siglo XVIII, del pueblo de Alhedín en Granada, cambió
drásticamente su aspecto a raíz de una inusual situación
traumática. Cuentan que fue condenado a muerte por un asunto de no
demasiada importancia. Aunque la historia acabó felizmente, pues fue
indultado poco antes de que se llevase a cabo la injusta ejecución,
tal fue el susto que se llevó el pobre Picio, que se le cayó todo
el pelo del cuerpo, cabeza y también el de las cejas. Ese fue el
aspecto que ya acompañó a Picio el resto de sus días.
También situaciones de
estrés extremo pueden desencadenar en respuestas de nuestro
organismo un tanto sorprendentes. El estrés no es sino un mecanismo
automático de respuesta ante situaciones que nos resultan
angustiosas. No hace falta, desde luego, vernos en la misma tesitura
que el pobre Picio, para tener una sorpresa de nuestro organismo, que
aunque más pausada, puede tener igualmente consecuencias en nuestra
apariencia habitual.
Asumimos como normal la
caída del cabello en el desempeño de nuestras rutinas diarias, como
lo son el peinarse, cepillarse y lavarse. Al parecer entra dentro de
lo normal perder hasta 100 cabellos diarios. Cuando la perdida de
cabello pasa a ser considerable, especialmente a temprana edad, se
debe de ordinario a cuestiones genéticas, a alguna enfermedad,
medicamentos…..o al dichoso estrés.
Efectivamente, cada vez
es más común que el estrés provoque la caída del cabello. En los
últimos 20 años, la temida alopecia en las mujeres a pasado de un
4% a un 8%.
No, claro que no, no todo
ese aumento es debido solo al estrés, pero estaréis de acuerdo
conmigo en que cada vez cobra mayor protagonismo en nuestra sociedad
este elemento con nombre de número.
El primer paso para
hacerle frente, es identificar los posibles factores que lo generan,
como:
-
Cambios drásticos en la vida, como el de domicilio , trabajo u otros
cambios en la situación laboral.
-
Angustia por enfermedad o muerte de un ser querido.
-
Problemas de pareja, familiares o de relaciones sociales.
-
Presión de grupo.
-
Toma de decisiones trascendentales.
A continuación alistamos
algunas posibles soluciones:
-
Relájate, descansa, tomate tiempo para el ocio, deportes, técnicas
de
relajación.
- Haz
ejercicio. Te ayudará a relajar la mente.
- Come
bien. Una alimentación equilibrada te ayudará a evitar ciertas
carencias de vitaminas, que influyen en tu estado de ánimo.
-
Aprende a escoger. La vida implica renuncias constantes. No hagas
Cosas que no deseas hacer cuando no sean necesarias. Descubre el mi-
lagroso efecto terapéutico de la palabra NO.
-
Organízate, prioriza lo verdaderamente importante.
-
Descarga y comparte tus emociones con alguien de tu confianza.
En definitiva… aprende
a tomarte las cosas con calma. La vida actual, aprieta, como dice
Manu Carrasco, en su preciosa canción. Muchos años antes Gregorio
Marañón, acuño la frase: “La rapidez, que es una virtud,
engendra un vicio, que es la prisa”. No permitas que las prisas se
acaben adueñando de tu vida, aunque a veces apriete.
Mientras trabajas para
erradicar el estrés de tu vida, si este está siendo el causante de
la caída de tu cabello, cuida de forma especial tu higiene capilar,
elige productos de acuerdo a tus necesidades concretas, usa peines y
cepillos con cerdas suaves, que no agredan severamente a tu cabello.
Los masajes capilares te irán fantásticamente, pues además de
contribuir a relajarte, activarán la circulación sanguínea en tu
cabeza, alimentando de vida a tu cabello. En www.sumalook.com
encontrarás miles de productos que te ayudarán en tu cometido.
Y... ya ves, no hagas
caso de todos dichos populares.
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